jueves, 3 de diciembre de 2009

¡A VUELTAS CON LOS CRUCIFIJOS!


Es llamativo que tras más de 20 años de la ley que obligaba a la retirada de los crucifijos de las escuelas públicas, el PSOE vuelva a la carga a rebufo de un partido marginal como Esquerra Republicana. ¿Qué pretenden ahora los socialista?, ¿seguir engrandeciendo el espíritu laico con una persecución iconoclasta?

La cruz era el patíbulo en el que los romanos ejecutaban a los peores malhechores que no eran ciudadanos de Roma. Un elemento de tortura que no inventaron los cristianos, sino en el que fue torturado Nuestro Señor.
Cuando llevamos la cruz, los cristianos hacemos uso de nuestro legítimo derecho de “hacer memoria”, de Aquel que para nosotros es nuestro Salvador. Y parece mentira que en estos tiempos donde a algunos se les llena la boca con la llamada “ley de la memoria”, se impida a quienes encontramos en la Cruz nuestra seña de identidad, el poder exhibirla privada y públicamente.

Retirar los símbolos religiosos además de una persecución inútil resulta inmoral. Se deben retirar los signos ofensivos o perniciosos, las imágenes hirientes e indignas que por doquier se exponen en los medios de comunicación o museos con subvenciones públicas. A ningún cristiano le ofende el velo que utilizan las mujeres musulmanas, ni las ropas de los budistas o los sharis hindúes.
No ofenden los minaretes de las mezquitas, ni los campanarios de las iglesias, quienes ofenden serán las personas que lejos de vivir con fidelidad sus convicciones religiosas las utilizan como arma de enfrentamiento y división.

Cuando un parlamento pierde el tiempo en eliminar los signos religiosos, creyendo que con ello va a acabar con la fe de los fieles (sean de la confesión o credo que sean), es que ha perdido su razón de ser. Los gobernantes han sido elegidos para fomentar la concordia entre los ciudadanos, articulando su convivencia en paz y libertad. Y si su única inquietud es hurgar en las sensibilidades, en vez de resolver los problemas reales que fundamentalmente nos preocupan (como son la crisis económica, la inseguridad, el paro juvenil...) es que han perdido la razón en una borrachera de autoritarismo.

Ojala que todos los creyentes pudiéramos expresar con vigor nuestra fe y, sin hacer bandera de división o enfrentamiento, mostrar con orgullo los símbolos que la identifican. El pensamiento único sólo lleva a la ideología única, al partido único, al absolutismo y el sometimiento. Es la pluralidad la que enriquece y desarrolla al ser humano, y en ella hemos de aprender a convivir en justicia, libertad y concordia.

Por otra parte, lo mismo que hay lugares de la tierra donde el Hinduismo es mayoritario, o lo es el Islam, hay que aceptar sin complejos infantiles que en Europa lo es el Cristianismo en cuya cultura y tradición hemos construido lo que hoy somos, y si no nos gusta lo que vemos cuando nos miramos al espejo, probablemente no se deba al hecho cristiano en sí, sino a la degeneración materialista en la que nuestra sociedad ha ido cayendo a lo largo de los siglos.

La cruz no tiene la culpa de que algunos, (tal vez demasiados) de los que la llevan encima sean indignos de ella. Pero la cruz siempre estará unida a quien en ella entregó su vida por amor a la humanidad entera, Jesús el Señor.
Tal vez sea este un buen momento, para que todos los cristianos, además de vivir con coherencia nuestra fe, la exhibamos con orgullo externamente.

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