sábado, 15 de noviembre de 2014

DOMINGO XXXII T.O.- DIA DE LA IGLESIA DIOCESANA


DOMINGO XXXIII DEL AÑO

15-11-14 (Ciclo A) Día de la Iglesia Diocesana

         Como se nos ha indicado al comienzo de esta eucaristía, celebramos hoy el día de la Iglesia Diocesana, bajo el lema “Comparte tu parte”. Una jornada especialmente indicada para renovar la conciencia eclesial y revitalizar nuestro compromiso comunitario y misionero.

         La Iglesia de Jesucristo instaurada por él hace casi dos mil años y desarrollada por la predicación apostólica y pastoral de sus discípulos, llega hasta nuestros días con fidelidad y espíritu renovado. Queriendo ser fiel al mandato del Señor de anunciar su Evangelio a todos los pueblos, comparte el presente de las gentes de hoy con sus luces y sombras, gozos y esperanzas, y prepara el futuro de esta humanidad construyendo con ilusión y confianza el reinado de Dios; un reino de justicia, de amor y de paz.

         Aquella Iglesia que nacía en Pentecostés con la fuerza del Espíritu Santo es la que hoy se hace realidad en los lugares concretos del mundo, congregadas en torno a un Obispo, sucesores de los apóstoles y animadas por los presbíteros colaboradores de éstos en corresponsabilidad con los laicos y religiosos, partícipes todos de la misión de la Iglesia por su bautismo.

         La Iglesia Diocesana de Bilbao, pastoreada por nuestro Obispo D. Mario, es nuestra Iglesia local en la que cada uno de nosotros vivimos y celebramos nuestra fe, compartimos nuestra esperanza y desde ella vamos construyendo el reino de Dios.

         Todos nos sentimos Iglesia porque somos miembros de la misma familia-comunidad. Hijos del mismo Dios que nos congrega ante su altar, y hermanos llamados a vivir la auténtica fraternidad desde la vinculación eclesial y en comunión con ella.

         La Iglesia es más que nuestra parroquia o unidad pastoral, aunque sea en su interior donde sentimos su calor y cercanía. La Iglesia la formamos todos los cristianos que caminamos en este pueblo y deseamos transformarlo para que sea más justo y fraterno, superando sus miserias y violencias y dejándolo mejor de lo que lo hemos encontrado. Como nos recordaba nuestro Obispo: “En Ella hemos nacido a la vida nueva, somos alimentados con el pan de la Eucaristía, sanados en nuestras heridas y levantados de nuestras caídas. En ella hemos conocido el amor, la misericordia, el perdón y la fraternidad. Formamos un solo Cuerpo con Jesús, una familia de hijos e hijas, discípulos de Jesús, escuchando su Palabra y sumergiéndonos en el misterio de su vida. Y somos enviados gozosamente, como testigos y misioneros, para hacer presente su misterio de salvación que redime y sostiene la dignidad de toda persona herida en los avatares y caminos de la vida”.

         Desde esta experiencia eclesial vivimos nuestra pertenencia a la Iglesia de Bilbao con espíritu comunitario y responsable. Espíritu comunitario que estimula nuestra sensibilidad para con aquellas comunidades más necesitadas que las nuestras, bien por la debilidad de sus miembros o por las necesidades económicas por las que atraviesen. Las comunidades ricas han de compartir con las más pobres por eso la colecta de hoy será para equilibrar esas necesidades, de forma que ninguno padezca una penuria que debilite su apostolado.

         Pero también hemos de compartir nuestra potencialidad pastoral, nuestros talentos de forma responsable. Es el Señor quien nos ha dotado a cada uno de capacidades esenciales que debemos desarrollar y poner al servicio de los demás. La fe no es una ideología egocéntrica ni una teoría individual sobre la vida. La fe es una experiencia de encuentro personal con Jesucristo de la cual brota espontáneamente la necesidad de vivirla y comunicarla en el seno de la comunidad cristiana y fuera de ella. En este sentido todos somos necesarios para desarrollar la misión de la Iglesia, cada uno desde sus capacidades, desde los dones que ha recibido del Señor, y viviendo la comunión fraterna para ser en medio del mundo testigos del amor de Dios y transmisores de su esperanza.

En este mundo nuestro, donde tantas veces podemos sentir la frialdad de un ambiente un tanto hostil para con la Iglesia, se hace más necesario vivir esta unidad de fe, de amor y esperanza. Y en este año vamos a iniciar un camino de discernimiento diocesano para elaborar el V Plan diocesano de Evangelización. El proyecto pastoral común a todos, que nos impulse a desarrollar nuestra misión evangelizadora y misionera en medio de la sociedad a la que pertenecemos.

         En este día de nuestra Iglesia diocesana, debemos recuperar con vigor el sentimiento de la fraternidad cristiana. Por el bautismo fuimos un día incorporados a esta Iglesia, y aquel gesto que fue decisión de nuestros padres en coherencia con la fe que ellos profesaban y que nos han transmitido, lo debemos revitalizar y alimentar cada día con nuestra maduración personal. Porque ahora somos nosotros los que seguimos a Cristo, no sólo por lo que nos han contado nuestros mayores, sino porque de alguna manera hemos sido protagonistas del encuentro personal con Él en el seno de esta Iglesia de la que formamos parte y que nos ha ayudado a razonar, expresar y sobre todo vivir este don que llena nuestra vida con su gracia.

Sentirse Iglesia diocesana es tomar conciencia de nuestra identidad. Somos familia, comunidad y pueblo de Dios, que vivimos con gozo nuestra pertenecía sabiendo que es el Señor quien nos ha incorporado a él por medio de nuestro bautismo. Nadie puede sentirse ajeno en esta realidad eclesial. Nadie puede creerse ciudadano de segunda o sin los mismos derechos y responsabilidades, porque en el hogar eclesial todos contamos dada nuestra común fraternidad.

Hoy pedimos al Señor con confianza y gratitud que nos ayude a revitalizar nuestra vida cristiana. Confiamos en que su Espíritu seguirá animando la misión de su Iglesia que camina por este pueblo nuestro con ilusión y esperanza, y agradecemos de corazón el don de la fe recibido por el testimonio de tantos hermanos que nos han precedido y supieron cimentar esta Iglesia nuestra sobre la roca de los apóstoles.

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